EL CONDE DE MONTECRISTO MERECÍA LA SILLA DE EMILIA PÉREZ EN LOS OSCAR 🏆
O cómo Netflix ha movido los hilos para asegurar la candidatura de Emilia Pérez
Francia se ha pegado un tiro en el pie en la carrera por el Oscar a Mejor Película Internacional, sacrificando su mejor baza para 2025. Porque no solo ha sido una decisión polémica de cojones, sino que roza el insulto a la inteligencia para quienes han visto ambas películas. Sí, me refiero a la elección del comité francés de Emilia Pérez en lugar de la que, para muchos, es indiscutiblemente una de las tres mejores películas del año.
Uno de los principales argumentos a favor de El conde de Montecristo era su innegable esencia francesa. Y sí, pese a no ser un amante de “lo francés”, este es un punto fundamental en un año en el que Emilia Pérez ha ridiculizado la cultura mexicana. El conde de Montecristo está rodada en francés, con actores locales y escenarios emblemáticos del país. Y, además, adapta un clásico de Alexandre Dumas, siendo uno de los buques insignia de la literatura francesa universal. En cambio, a pesar de contar con un director francés de renombre como Jacques Audiard, Emilia Pérez es una película en un español mal traducido, mal adaptado, ambientada en un México hiper-estereotipado, con actores anglosajones y rodada en París.
Por lo tanto, la Academia este año no ha tenido a bien valorar el cine que representa la identidad del país candidato. Y eso no es todo, veamos qué tal les ha ido a ambas películas en taquilla:
El conde de Montecristo amasó 77 millones de dólares con un presupuesto de 42 millones.
Emilia Pérez recaudó 15 millones de dólares con un presupuesto de 28 millones.
El éxito es un factor clave para que una cinta tenga peso en la carrera de los Oscar, pues es indicativo de la capacidad de conectar con el público y de atraer gente a las salas. Mientras que una no ha consolidado su impacto con el público masivo, la otra se ha establecido como un verdadero blockbuster en Francia durante el 2024.
Y es por ello que, de manera totalmente obscena, han quedado en evidencia los movimientos de Netflix tras la tramoya. De acuerdo con algunas fuentes, Netflix habría invertido alrededor de 30 millones de dólares en promover Emilia Pérez rumbo a los Oscar. Y no contentos con ello, los muy mediocres ni siquiera revisaron la cuenta de Twitter de Karla Sofía Gascón para evitar una cancelación de la magnitud que se ha vivido estos dos últimos meses. Sabiendo cómo está el mundo últimamente, era de prever que la primera mujer trans nominada en la historia del certamen iba a tener una diana dibujada en la espalda. Por supuesto que entre la fauna twittera, hordas iban a lanzarse en manada como hienas en celo al histórico en redes sociales de esta señora. No solo la película es mala, sino que toda la arquitectura mediática tras ella es fullera e improvisada.
No niego que la premisa de Emilia Pérez sea innovadora y provocadora y que falla más en su ejecución que en la propuesta en sí, pero la historia de venganza de Edmundo Dantés, con su despliegue visual y su narrativa clásica, tenía un potencial mucho mayor para atraer a los académicos que buscan una experiencia cinematográfica mayúscula, épica y con vises de dejarte erizados hasta los pelos del culo.
El conde de Montecristo es un peliculón en todos los sentidos. Su duración de tres horas no es un simple capricho a lo Scorsese, sino una decisión que permite explorar todos los personajes que presenta la cinta y darles la profundidad y evolución que merecen. La fotografía es exquisita, con planos medidos al milímetro y con el objetivo de exaltar la teatralidad que se esconde tras el personaje del conde.
La banda sonora también es uno de sus puntos fuertes, elevando cada escena a la altura del relato que nos muestra en pantalla, acentuando la épica, el drama y la tensión. Esto ya es marca de la casa, pues la película cuenta con los mismos productores que Los tres mosqueteros: D’Artagnan y Milady, dos nuevas adaptaciones de las novelas del mismo Alexandre Dumas, explotando el género y dándole una vuelta a las versiones tradicionales.
Y pese a todo esto, a su buena recepción por el público y su buena taquilla, no solamente no recibe ninguna nominación a los Oscar, sino que, además, liderando con 14 nominaciones la 50ª edición de los Premios César, no se llevó ninguna estatuilla durante la ceremonia. Por otro lado, Emilia Pérez fue la gran triunfadora de la noche, llevándose 7 galardones, incluyendo el de Mejor Película y Mejor Director para Jacques Audiard.
Un despropósito.
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Exacto... Un despropósito... todo mal llevado. Prefiero mil veces El Conde.