EL TRAILER DE LA T2 DE ANDOR ES SIDA 😒
O cómo el réquiem de Star Wars suena a punk new wave de los 2000
Como citaba Mary Shelley tras un inquietante sueño y que más tarde sería fuente de inspiración para concebir su moderno Prometeo: «Vi el horrible fantasma de un hombre tendido; y luego, por obra de algún ingenio poderoso, le vi manifestar signos de vida, y agitarse con movimiento torpe y semivital». Del mismo modo que Victor Frankenstein profanaba el lugar de reposo de los difuntos allá por el siglo XIX, estos últimos años hemos sido testigos de la repetida exhumación del cadáver de Star Wars para someterlo impúdicamente a los designios creativos de Disney. Y aunque de vez en cuando creemos vislumbrar cómo su meñique se contrae espasmódicamente, no nos engañemos, los restos mortales de la franquicia yacen fríos como el corazón de Kathleen Kennedy.
¿Qué decir del tráiler de la segunda temporada de Andor? Bueno, ¿qué decir de Andor? Sin duda, es una serie que se aparta de las convenciones de la imagen que todos tenemos de Star Wars. Me gusta pensar que, en parte, Tony Gilroy quiso readaptar sus guiones de Jason Bourne para dar rienda suelta a su sueño húmedo de espionaje militar y politiqueo y que el tema de encuadrar su historia dentro de Star Wars se la traía más bien floja. Un poco también lo que intentó hacer por su lado Rian Johnson, salvando las diferencias, pero con un resultado potable y cuando menos singular. No nos vamos a engañar, me gustó. Me dejó satisfecho y no me importó demasiado el cambio de tono con respecto al resto de películas y series. Era Andor. Y ya está. No iba a pedirle más a Disney y ni mucho menos después de verlos perpetrar KENOBI. De Kenobi y de The Last Jedi hay que huir como de una cortesana embaucadora con tuberculosis, escarlatina y viruela.
Andor es la zona de confort para aquellos que buscan un poco de Star Wars pero sin gustarles demasiado Star Wars. Ni un expreso doble ni una infusión de manzanilla, más bien como un té chai. Ni para cosplayers ni para pollaviejas con receta para el sintrom. Pero estas divergencias con la visión clásica se están convirtiendo en la tónica de la franquicia, en una suerte de estrategia para convertirla en un erial sin alma para atender exclusivamente al consumismo más cabrón. Para terminar la metamorfosis en un UCM que solo atiende a interacciones en TikTok. En puta mierda.
Porque claro, uno se pregunta: ¿dónde está el límite? ¿hasta dónde se puede desdibujar un producto con un estilo y una narrativa establecidos y seguir reconociéndolos como parte del mismo? Hay quiénes ubican su límite en sables láser que rebotan en armaduras de plastoide; otros en un Gran Almirante Thrawn con sobrepeso; habrá gente que sitúa su límite en ver a Leia Organa volando como Superman con ciática… Yo, por ejemplo, lo puse en el suburbio de Pennsylvania tras visionar el primer capítulo de Skeleton Crew. Fue entonces, después de ver speeders convertidos en bicis de los ochenta, cuando comencé a mirar con otros ojos Andor. Tú ves el primer capítulo de Skeleton Crew y piensas: ni de puta coña esta gente comparte universo con Darth Maul, las guerras clon o con C3PO.
Pero… ¿Y Andor? ¿Comparte Andor universo con el General Grievous, con los mandalorianos o con el Capitán Rex?
No, ni de puta coña.
Ahora bien, la situación se vuelve interesante cuando, tras el primer teaser de Kenobi, "Duel of the Fates" te pone los pelos como escarpias para una serie que termina siendo una decepción grotesca y, luego, Andor, aclamada tanto por el público como por la crítica, estrena su segunda temporada con un tráiler acompañado por "The Revolution Starts Now" de Steve Earle. Skeleton Crew ya usó también el recurso de emplear una canción popular como “Major Tom”, pero a Skeleton Crew no la conocen ni en su casa y no va a contribuir en desvirtuar más a Star Wars de lo que ya lo está.
No digo que esta gentuza de Disney tenga que mamar eternamente de las prolíficas ubres de John Williams, pero existen patrones que nos hacen reconocer un producto de Star Wars como tal. Y una canción que mezcla punk rock con country new wave de principios de los 2000 no forma parte, desde luego, de la banda sonora de Star Wars. Si vas a presentarme en dos minutos el resumen del preludio de una rebelión, espero que me regales los oídos con un remix de “La Marcha Imperial”. Como mínimo. Supongo que ya sería pedir demasiado contratar a un compositor para que haga un pastiche de alguna de las canciones clásicas para un mísero tráiler.
No puedo dejar de imaginarme al editor del tráiler en la sala de montaje, inspirando por la musa de Snyder, eyaculando sobre el teclado en un alarde de orgullo tras haber encontrado una canción que incluya los términos “start” y “revolution” autorreferenciando el late motiv de la serie y dejándolo todo como un videoclip de la MTV.
Lo cierto es que el tráiler en sí no me interesa comentarlo, se ve lo que cabía esperar junto con algunos desconcertantes frames de Mon Mothma bailando en un ático de Coruscant en una entrañable escena de coreografía bollywoodiense. El resto está por ver y ya habrá tiempo para juzgar cómo los personajes en Rogue One se ven 10 años más jóvenes que en su serie precuela.
Que alguien nos haga un favor y cierre la cripta de Star Wars con llave. Que alguien le dé ya su merecido descanso.
Disney ya no sabe como sacar dinero de star wars y en su afán por salvar los muebles intentan atraer nuevos fans a base de echar por tierra todo lo que star wars era, sin tener en cuenta que tienen una base de fans grande deseosos de ver un producto decente, pero claro, para eso tendrían que tomar el control de la franquicia los artistas y no los ejecutivos que solo ven cifras, algoritmos y marketing...
Pereza. No puedo expreaarlo mejor. Pero mezclado con la esperanza que los rumores del adiós de mi Amanda Kathleen este 2025 me dan. Esperanza de que luego pongas a otro, salga otra puta mierda y acaben vendiendo la franquicia.